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Hay paralíticos de nacimiento,

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Presentación del tema: "Hay paralíticos de nacimiento,"— Transcripción de la presentación:

1 Hay paralíticos de nacimiento,
otros quedan paralíticos por causa de un grave accidente. Pero también hay otro tipo de parálisis: el miedo, la timidez, la duda, el sentirse mal, la comodidad, el miedo a los que parecen más fuertes... También paraliza enormemente el miedo a no encontrar trabajo, el miedo a sentirse uno solo, sin verdaderos amigos... Puede paralizarnos la desconfianza en nosotros mismos, que nos hace bajar la cabeza ante los demás, nos deja sin ganas de afrontar la vida, y nos hace creer que somos menos que los otros. Paralítico, ¿no lo eres también tú un poco? Pues, ¡escucha lo que Jesús te dice!

2 El paralítico de Cafarnaum

3 Algunos días después, Jesús regresó a Cafarnaum
Algunos días después, Jesús regresó a Cafarnaum. En cuanto se supo en la ciudad que él había vuelto a casa, se reunió tanta gente, que no quedaba ni siquiera sitio ante la puerta.

4 Y Jesús les anunciaba el mensaje de salvación.
Cuando vemos que mucha gente se amontona, es señal de que allí ocurre algo especial.

5 Le trajeron entonces, entre cuatro, un paralítico.
El paralítico es un hombre anónimo y sin voz. No puede moverse, actuar ni caminar. Es una figura totalmente pasiva. No dice nada, no expresa sus sentimientos. Su lecho permanente es la camilla.

6 Como a causa de la multitud no podían llegar hasta Jesús, lo subieron hasta la azotea.
Solos no podemos nada: tenemos necesidad de los otros para recorrer el camino.

7 Y levantaron un trozo del techo por encima de donde él estaba.
Muchas veces hay que destruir para construir.

8 El tullido tumbado en su casa ve solo el techo
El tullido tumbado en su casa ve solo el techo. Su oración podría ser la de Isaías profeta: “¡Ojalá rasgaras los cielos y bajaras!”. Pero ahora resulta que “el Altísimo” se convirtió en el “Bajísimo”. No está en las alturas sino bajo el tejado, en casa de los humanos y allá es donde debemos reunirnos con Él, rasgando los techos que nos cierran al amor.

9 Rasgando lo techos que Rasgando lo techos que que nos cierran al amor... nos cierran al amor...

10 Y, a través de la abertura, bajaron la camilla con el paralítico.
Los amigos son prototipo de vida y actividad. No importan los obstáculos y barreras que tengan que superar. Llevarán al paralítico hasta Jesús. Evitan a la gente que bloquea la puerta, suben al tejado de la casa, levantan unas tejas, abren un boquete y descuelgan al enfermo. Todo lo hacen movidos por su fe en Jesús.

11 Quien no arriesga nada no hará nunca nada importante

12 -Hijo, tus pecados quedan perdonados.
Lo importante para Jesús es liberar al hombre de un mal mucho más profundo: el pecado. Por eso dice al paralítico: «Tus pecados te son perdonados». Detrás de cada sufrimiento visible hay frecuentemente un mal invisible. Jesús, viendo la fe de aquellos hombres que lo llevaban, dijo al paralítico: -Hijo, tus pecados quedan perdonados.

13 Había allí también sentados algunos doctores de la Ley, que pensaban para sí mismos: “¿Qué dice éste? ¡Está blasfemando! ¡Solamente Dios puede perdonar pecados!

14 Sólo los «letrados», representantes de la doctrina oficial, reaccionan negativamente. No valoran el gesto de los cuatro amigos, no les duele la situación de paralítico, no captan el amor inmenso de Jesús a los que sufren. Ellos tienen sus propias categorías religiosas. Creen saber de Dios más que nadie. Marcos los describe «sentados», como maestros expertos en doctrinas, pero incapaces de poner nueva vida en nadie.

15 Jesús, que se dio cuenta de lo que estaban pensando, les preguntó:
-¿Por qué pensáis así? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados quedan perdonados” o decirle “Levántate y anda”?

16 Pues voy a demostraros que el Hijo del Hombre tiene autoridad para perdonar pecados en este mundo.

17 Se volvió al paralítico y le dijo:
-A ti te digo: Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa. Aquel enfermo encuentra en Jesús lo que tanto necesitaba: paz interior y fuerza para caminar. Jesús lo pone de pie, lo rescata del mal que lo está matando, le infunde vigor y seguridad para enfrentarse a la vida.

18 A ti te digo: -Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa.

19 Y él, delante de todos, se levantó, recogió su camilla y se fue.
El paralítico está sorprendido al ver cómo su piernas se ponen en movimiento. Comienza a caminar. La multitud lanza un grito de admiración. Jesús está contento. Es sorprendente ver cómo afronta de nuevo la vida alguien que estaba totalmente paralizado. Si alguien te quiere bien haz lo que él te dice.

20 Todos los presentes quedaron asombrados y alabaron a Dios diciendo:
-Nunca habíamos visto nada semejante.

21 No siempre nos ayudamos los cristianos a creer
No siempre nos ayudamos los cristianos a creer. Con frecuencia, sólo nos contagiamos pesimismo, indiferencia e insensibilidad religiosa. No sabemos ser amigos. No acertamos a ayudarnos unos a otros a llegar hasta Jesús. Hay entre nosotros personas prisioneras de sus errores o pecados del pasado, sin fuerza para reaccionar y volver a las raíces de su fe. Lo que más necesitan no son doctrinas de cristianos «sentados» en su seguridad religiosa, sino amigos cercanos que se muevan y los acompañen a encontrarse con Jesús y su evangelio.

22 Por que tengo miedo, si nada es imposible para ti. Por que tengo tristeza, Nada es imposible para ti... Por que tengo dudas, Enséñame a amar, porque nada es imposible para ti. Enséñame a perdonar, Tú te hiciste hombre, porque nada es imposible para ti Tu venciste a la muerte, Tu estas entre nosotros,

23 Creer que es posible es una fuerza que ayuda a vivir alegre. Y esto es lo que Jesús quiere de ti. Esto es lo que Jesús quiere para ti.


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