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Ciclo C Solemnidad de la Ascensión del Señor «Mientras los bendecía, iba subiendo al Cielo,»

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Presentación del tema: "Ciclo C Solemnidad de la Ascensión del Señor «Mientras los bendecía, iba subiendo al Cielo,»"— Transcripción de la presentación:

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2 Ciclo C Solemnidad de la Ascensión del Señor «Mientras los bendecía, iba subiendo al Cielo,»

3 1 En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo, 2 hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido. 3 Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se le apareció y les habló del Reino de Dios. 4 En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: «La promesa, les dijo, que yo les he anunciado. 5 Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días». Primera Lectura Hechos 1,1-11

4 6 Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?». 7 El les respondió: «No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad. 8 Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra». 9 Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. 10 Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, 11 que les dijeron: «Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir». Palabra de Dios Te alabamos Señor

5 Los Hechos de los Apóstoles se atribuye a Lucas y constituye la historia de la Iglesia que entreteje la historia del Señor. La historia de la Iglesia y la historia de Jesús son historia de la salvación. No se pueden separar. Una y otra son obra del Padre en la fuerza del Espíritu Santo. «Lo vieron levantarse»

6 Es la gran promesa del Padre: lo contiene todo, lo entrega todo, lo transforma todo. El acontecimiento, que arranca del pasado -vida de Jesús- y sostiene el presente -Jesús resucitado-, se lanza a conquistar el futuro estable y permanente. Jesús el elegido, Jesús el enviado, Jesús el lleno del Espíritu de Dios, elige y envía y confiere el don del Espíritu. La elección y la misión implican la unción del Espíritu y la investidura del poder salvífico. El texto lo declara abiertamente: Seréis bautizados en el Espíritu Santo.

7 La Iglesia se extiende, con la fuerza del Espíritu, desde ahora hasta el fin de los siglos. Tiempo de espera activa, de transición creadora, de testimonio vivificante y de acendrada caridad fraterna. La Ascensión del Señor deja los cielos abiertos, bendiciendo; y anuncia, ya desde ahora, su venida gloriosa; la nube que lo ocultó a los ojos de sus discípulos lo traerá glorioso, en poder y majestad, a presencia de todas las gentes. La despedida, privada, anuncia la venida pública.

8 2 Aplaudan, todos los pueblos, aclamen a Dios con gritos de alegría; 3 porque el Señor, el Altísimo, es temible, es el soberano de toda la tierra. 6 Dios asciende entre aclamaciones, asciende al sonido de trompetas. 7 Canten, canten a nuestro Dios, canten, canten a nuestro Rey: 8 Dios es el Rey de toda la tierra, cántenle un hermoso himno. 9 Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. Salmo 47(46) 2-3.6-7.8-9

9 La liturgia cristiana ha aplicado este salmo a la Ascensión del Señor. Partiendo de su escondimiento, cumplió su peregrinación, hasta ser exaltado y sentarse en el trono del cielo; desde allí afirma su dominio sobre todos los pueblos, uniendo a gentiles con los hijos de Abrahán y preparando su reino definitivo. «Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trompeta.»

10 Todos los hombres han sido elegidos para formar parte de la nueva humanidad y compartir la promesa y bendición hecha a Abraham Testigos de la presencia transformadora del Reino: "Venga a nosotros tu Reino" es la súplica ininterrumpida de todas las comunidades religiosas. Impacientes por la instauración del Reino invitamos a todos los pueblos a aplaudir festivamente al Señor, Emperador de toda la tierra.

11 17 Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. 18 Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, 19 y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza. Este es el mismo poder 20 que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, 21 elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro. 22 El puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, 23 que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas. Palabra de Dios Te alabamos Señor Segunda Lectura - Efesios 1,17-23

12 Escribe Pablo, prisionero, testigo y apóstol de Jesucristo. Dios ha obrado una maravilla. La gloria de Dios ha reventado como una gigantesca flor y ha llenado de color y perfume toda la creación, el cielo y la tierra. Hasta los seres celestes se han visto envueltos en ella, es como una creación nueva, en la que lo viejo se transciende a sí mismo y se dispone a perpetuarse sin fin. «Lo sentó a su derecha en el Cielo.»

13 Cristo articula en su cuerpo glorioso a aquél que cree en él, y lo constituye miembro glorioso de su gloriosa humanidad. Bendito sea Dios. Cristo que ha muerto y resucitado. Dios lo ha sentado a su derecha, por encima de todo principado y señorío; dotado del ingente poder de transformarlo todo. Todo lo ha sometido a sus pies. Y todo recibe en él existencia y consistencia.

14 52 Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, 53 y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios. 46 Y añadió: «Así está escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, 47 y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. 48 Ustedes son testigos de todo esto. 49 Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto». 50 Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo. 51 Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Lectura del Santo Evangelio - Lucas 24,46-53 Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús

15 Jesús resucitado es epifanía de Dios. Dios se muestra en Jesús resucitado poderoso salvador. Todo el que toque con veneración y respeto la humanidad gloriosa del Verbo quedará con él glorificado. Los discípulos reciben a su contacto, e identificados con ella, el encargo y el poder de predicar la conversión y de ofrecer la remisión de los pecados. «Mientras los bendecía, iba subiendo al Cielo.»

16 La Resurrección manifiesta el sentido y el valor de la Pasión como acontecimiento salvífico. Las dos se presentan inseparables. No se puede comprender la existencia de la Iglesia sin referirla a Cristo «muerto y resucitado»; ni se puede estimar debidamente la realidad misteriosa de la Muerte y Resurrección sin incluir a la Iglesia vivificada por el Espíritu Santo. La Pasión del Señor da cumplida satisfacción a las palabras de la Escritura y desemboca en la Resurrección; más, la justifica.

17 El Señor deja en nuestras manos la bendición, ¡el Espíritu Santo!, y nosotros, movidos por él, la continuamos. Seamos bendición en la bendición del Señor. Amén. Jesús bendice, y, bendiciendo, desaparece. Los cielos guardan para siempre ese gesto de bendición volcado a la tierra. La bendición del Señor descansa sobre los suyos para siempre, y los fieles, benditos del Señor, bendicen a su vez a Dios.

18 Gracias Señor por tu Palabra purificadora, que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

19 "No; yo no dejo la tierra. No; yo no olvido a los hombres. Aquí, yo he dejado la guerra; arriba, están vuestros nombres." ¿Qué hacéis mirando al cielo, varones, sin alegría? Lo que ahora parece un vuelo ya es vuelta y es cercanía. El gozo es mi testigo. La paz, mi presencia viva, que, al irme, se va conmigo la cautividad cautiva. El cielo ha comenzado. Vosotros sois mi cosecha, El padre ya os ha sentado conmigo, a su derecha. Partid frente a la aurora. Salvad a todo el que crea. Vosotros marcáis mi hora. Comienza vuestra tarea.

20 Si deseas recibir el Evangelio del Domingo envía un correo a:siembraconmigo@gmail.com Con el título: “Suscripción a Siembra Sagrada” Servicio Gratuito con Fines Educativos


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