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Lección 11 para el 11 de junio de 2016. «He aquí vuestra casa os es dejada desierta» (Mateo 23:38) En Sinaí, Dios hizo un pacto con Israel. Ahora, poco.

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1 Lección 11 para el 11 de junio de 2016

2 «He aquí vuestra casa os es dejada desierta» (Mateo 23:38) En Sinaí, Dios hizo un pacto con Israel. Ahora, poco antes de establecer el «nuevo pacto», Jesús hizo un llamamiento a los líderes de Israel. Denunció sus malas prácticas, con la intención de que reconociesen sus faltas y se humillasen ante Dios. De esta forma, no serían destruidos. Al leerlos, pregúntate: ¿podría fallar yo en alguno de estos puntos?

3 «He aquí vuestra casa os es dejada desierta» (Mateo 23:38)

4 Jesús anticipa su falta de arrepentimiento, anunciando la desolación y destrucción del Templo. Poco después, la visita de unos griegos (Juan 12:20-26) anuncia cómo, ante el rechazo de Israel, éste perdería el privilegio de ser el portavoz de la salvación. En Sinaí, Dios hizo un pacto con Israel. Ahora, poco antes de establecer el «nuevo pacto», Jesús hizo un llamamiento a los líderes de Israel. Denunció sus malas prácticas, con la intención de que reconociesen sus faltas y se humillasen ante Dios. De esta forma, no serían destruidos. Al leerlos, pregúntate: ¿podría fallar yo en alguno de estos puntos? «He aquí vuestra casa os es dejada desierta» (Mateo 23:38)

5 «En esos momentos, la obra de Cristo parecía haber sufrido una cruel derrota. El había salido vencedor en la controversia con los sacerdotes y fariseos, pero era evidente que nunca le recibirían como el Mesías. Había llegado el momento de la separación final. Para sus discípulos, el caso parecía sin esperanzas. Pero Cristo estaba acercándose a la consumación de su obra. El gran suceso que concernía no sólo a la nación judía, sino al mundo entero, estaba por acontecer. Cuando Cristo oyó la ferviente petición: “Querríamos ver a Jesús,” repercutió para él como un eco del clamor del mundo hambriento, su rostro se iluminó y dijo: “La hora viene en que el Hijo del hombre ha de ser glorificado.” En la petición de los griegos vió una prenda de los resultados de su gran sacrificio» E.G.W. (El Deseado de todas las gentes, pg. 574)

6 «Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?» (Mateo 24:3) Jesús mostró un mismo escenario para la destrucción de Jerusalén y para su Venida. No mostró un mundo utópico donde todo iría a mejor. Habría engañadores, guerras, persecución, falsos hermanos, enfriamiento del amor… (Mateo 24:1-12). Antes de hablar de señales más específicas, Jesús puso una nota especial de esperanza: «el que persevere hasta el fin, éste será salvo» (Mateo 24:13). E indicó también una misión para su iglesia: «será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones» (Mateo 24:14)

7 «Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes» (Mateo 24:15-16) En Mateo 24:15-22, Jesús se centra en los momentos que llevarían a la destrucción de Jerusalén y cómo podrían los creyentes escapar de ella (por su puesto, estos hechos se repetirían en la historia de la Iglesia). Cuando los cristianos vieron «a Jerusalén rodeada de ejércitos» supieron que era el momento de abandonar Jerusalén (Lucas 21:20 es el texto paralelo de Mateo 24:15-16 y explica la «abominación desoladora» en el contexto de la destrucción de Jerusalén). Cuando Vespasiano retiró el cerco alrededor de Jerusalén, los cristianos huyeron de la ciudad y se refugiaron en Pella. De este modo, ningún cristiano pereció cuando Tito arrasó Jerusalén y el Templo en el año 70.

8 «Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:27) En Mateo 24:23-31, Jesús muestra las señales específicas de su Venida: Tan ciertamente como nació, vivió, murió y resucitó, Jesús volverá para llevarnos a casa: «y así estaremos siempre con el Señor» (1Ts. 4:17).

9 «Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor» (Mateo 24:42) En la parábola registrada en Mateo 24:45-51, Jesús nos muestra dos tipos de siervos. El siervo fiel cumple la voluntad de su señor y vela por el bien de los demás. El siervo malo se relaja en la espera y, pensando que su señor tardará, vive una vida desordenada y maltrata a los demás. Nadie sabe el momento de la Venida de Jesús (Mateo 24:36). Por esa razón, Jesús nos invita a vivir esperando. Vivir esperando significa vivir de tal manera que, si Jesús viene hoy, estemos preparados para ir con Él.

10 «Aquel siervo malo que dice en su corazón: “Mi Señor tarda en venir” (Mateo 24:48) profesa estar aguardando a Cristo […] Temiendo que sus hermanos ocupen un puesto más elevado que él mismo empieza a hablar despectivamente de sus esfuerzos y a impugnar sus motivos. Así hiere a sus consiervos […] Su mal se inició cuando comenzó a descuidar la vigilancia y la oración secreta. Luego sacrificó otros deberes religiosos, y así se abrió la puerta para todos los pecados que siguieron […] Nadie está seguro. Cualquiera que haya sido nuestra experiencia, por elevada que sea nuestra posición, necesitamos velar y orar de continuo. Debemos ser dominados diariamente por el Espíritu de Dios o seremos dominados por Satanás» E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 5, pg. 95-96)


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