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San Vicente de Paúl fue un hombre que reflexionó sobre la oración y oró. A lo largo de sus conferencias con los Misioneros e Hijas de la Caridad intercaló.

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3 San Vicente de Paúl fue un hombre que reflexionó sobre la oración y oró. A lo largo de sus conferencias con los Misioneros e Hijas de la Caridad intercaló muchas de sus oraciones. La antología oracional de San Vicente, que aquí se recoge, es original del santo, aunque algunos textos hayan sido refundidos y poematizados. Por ello, la intención de la antología mira no solo a enseñar cómo San Vicente oraba, sino a servir de puntos de reflexión meditativa, tanto personal como en grupo. Y a intentar así la naturalidad con la que San Vicente de Paúl se dirigía al Dios que ora en el corazón del ser humano. AUTOR: Luis Nos Muro (Si el lector desea acudir al original, encontrará la referencia al pie de cada poema.)

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5 Dios trabaja desde antes de los siglos y nunca cesará de trabajar. Dios trabaja, desde la eternidad: en la generación de su Hijo, y nunca cesará de ser Padre. Hijo y Padre no cesan de dialogar, y esa conversación produce el Espíritu Santo, repartidor de gracia entre los hombres. Dios trabaja,también,fuera de si mismo: conserva y crea el universo, dirige el movimiento de los cielos, ordena la influencia de los astros, llena de bienes mares y tierras, atempera los chorros de los vientos, rige las estaciones y mantiene cuanto ha creado. Dios trabaja,también,con nosotros: con el artesano en el taller, con las mujeres en la casa, con la hormiga en el acarreo, con la abeja en la producción de la miel.

6 ¿Para qué todo esto? Para conservación y remedio de la vida. Si Dios trabaja desde siempre y sin cesar, si Dios trabaja dentro y fuera de si mismo, trabajemos nosotros hasta que sude la frente. Hermanas de la Caridad, trabajad por los pobres enfermos. Si tenéis pocos, buscad más. Que no sepáis lo que es estar ociosas, pues eso es una mala suerte y peligra la vida eterna. (S.V.P. IX/1, pp. 444 - 445)

7 ¡Oh,qué corazón más amante el de Jesús! ¡Qué llama de amor viva! Jesús mío,dinos,por favor, que te sacó del cielo para venir a la tierra. ¡Oh Salvador! ¿Quién ha amado más que Tú? ¿Hay amor semejante al tuyo? Sólo tú,Señor, has tenido el valor de dejar la casa de tu Padre por la nuestra. ¿Y para qué? Para enseñarnos el amor al prójimo. El amor por nosotros te clavó en una cruz para obrar el misterio de la Redención. Hermanos míos, si tenemos un poco de amor, ¿quedaremos cruzados de brazos? ¿Dejaremos morir a cuantos podemos socorrer? No, hermanos míos, No, la caridad no puede estar ociosa. La caridad de Dios nos obliga a consolar y salvar a los hombres que Cristo redimió. (S.V.P.XI/4, p. 555)

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9 Los hortelanos riegan varias veces el jardín. Sin esta ayuda, las plantas morirían. Por el contrario, gracias a la humedad, los árboles extraen de la tierra el jugo que fluye por el tronco, verdea las hojas y sazona los frutos. Para no mustiarnos, como el jardín, acudimos al santo empleo de la oración -- dulce rocío – que riega nuestras almas con la gracia de Dios.

10 ¡Cuánto fruto daremos con este rocío! Día a día, creceremos, de virtud en virtud, lo mismo que las plantas, desde que sale el sol hasta su ocaso, en orden a alcanzar el sol de justicia – Jesucristo – y abismarnos en él lo mismo que la aurora en la luz del sol. (S.V.P. IX/1, pp. 368 – 369)

11 En la oración no busquéis éxtasis ni raptos.

12 Si contristo a mi hermana, no lo haré más. Si alguna me fastidia, lo soportaré mansamente. En la buena oración se aterriza de este modo: serviré a los pobres con alegría, ayuda y consuelo. Algunos ni siquiera me dirigen la palabra, pero les hablaré como a mis naturales señores Si hay damas que me injurian, me quedaré en mi cuarto. Así, ni las falto ni me faltan, pues ya es una buena actuación una prudente retirada.

13 ¿Cómo conseguir todo esto?: yendo de la oración a la vida y de la vida a la oración. (S.V.P. IX/1, p. 47)

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16 Oh Salvador, queremos practicar los consejos evangélicos a pesar de los golpes del enemigo. Salvador nuestro, pues que a ti te interesa que triunfemos, ayúdanos. Prometemos luchar con nuestras fuerzas, pero, ¿Qué podemos hacer sin ti? Puesto que has asociado esta compañía a tu misión, haz que nos empapemos, personal y comunitariamente, de sencillez,humildad,mansedumbre, mortificación y celo por las almas. (S.V.P. XI/4, P. 604)

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18 ¡Oh Salvador! Tú que amas la humildad, sencillez, mansedumbre, mortificación y celo por la gloria de Dios, llénanos de tu espíritu. ¡Oh Salvador! Tú que eres el autor de la Misión, clava en ella esas cinco virtudes. Pero no se enfade mi Señor si me atrevo a decir que sólo tú serás culpable si no las obtenemos. Aunque la Compañía no tenga tu estatura ni la de tus apóstoles, cultívala y, poco a poco, adórnala con esas piedras cardinales. (S.V.P. XI/4, pp. 592 - 593)

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20 Hermanos míos, ¿no sabéis que vivimos del patrimonio de Jesucristo, es decir, del sudor de los pobres? Al ir al comedor deberíamos pensar: ¿merezco el pan que como, ese pan amasado con el sudor del pobre?

21 Si las bestias conocen a sus amos, ¿no reconocerá la Misión que son los pobres quienes la alimentan?

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24 Dios mío, te suplico, de todo corazón, que infundas en tu Compañía la gracia de la unión y la cordialidad. Esa misma cordialidad que reina en tu Misterio Trinitario y que unió fuertemente a la familia de Jesús.

25 Unidas en cordialidad, nuestras hermanas gozarán de la paz del Jesús resucitado; el servicio a los pobres será su lazo de unión; se perfeccionarán continuamente y, sobre todo, darán gloria a tu santo Nombre. (S.V.P. IX/1. p. 160)

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27 Las religiosas de Santa María son más perfectas que vosotras y tienen varios años de noviciado. Las Hijas de la Caridad - pobrecitas - son como tempranillos que maduran a toda prisa. ¿Pero sabéis por qué dais tan buenos frutos? Porque Dios da más gracia a los comienzos.

28 Los primeros cristianos fueron admirables porque tuvieron un solo corazón. Según aquel fervor, hacían maravillas: convertían pueblos y se daban coraje en el martirio.

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30 Hijas mías, os aseguro que la compañía hará en tres meses mucho más que en seis años de consolidación. (S.V.P. IX/1, p. 596)

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34 ¡Qué felicidad, hijas mías, cuando hacéis sonreír a Dios! (S.V.P. IX/1, pp. 428 - 429)

35 ¡Oh Virgen María! Tú que eres la abogada de los pobres, te suplicamos, estas hijas y yo, que seas nuestra Madre. Señora nuestra, cimenta nuestra compañía. Y a ti, Dios mío, te pido, por los méritos de Jesús, que perfecciones tu obra. Protege nuestra compañía. Bendícela como hasta hoy, y que jamás decaiga el cumplimiento de la regla (104). (S.V.P. IX/2, p. 733)

36 IMÁGENES DE INTERNET Y CREACIONES PERSONALES MÚSICA: WINTER-1.Wav TEXTO: LUIS NOS MURO ADAPTACIÓN: Sor María Vicenta Díaz H C GRACIAS POR RESPETARLO INTACTO


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