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Flores del mal (1857) Jeanne Duval, amante de Baudelarie, E. Manet.

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Presentación del tema: "Flores del mal (1857) Jeanne Duval, amante de Baudelarie, E. Manet."— Transcripción de la presentación:

1 Flores del mal (1857) Jeanne Duval, amante de Baudelarie, E. Manet

2 Dedicatoria a Gautier: Con los sentimientos de las más profunda humildad, yo dedico estas flores malsanas. violenta polémica: Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias 1868. Edición completa, póstuma, pasó toda su vida aumentándola Datos de edición

3 poeta representativo de “el arte por el arte” 1. Dedicatoria a Teófilo Gautier Primer poema: Al lector. El propósito es el tedio que invade al lector igual que al poeta y la complicidad entre ambos 2. Introducción Describen la dualidad entre el deseo de recuperar la pureza perdida y la sensación de estar enfangado en la realidad. 3. Spleen e ideal (1 -85) poemas 86 à 103. La ciudad impone al poeta su fealdad y su maldad, pero también momentos y personajes mágicos 4. Cuadros parisienses: El vino permite soñar que se accede a la liberación, al paraíso perdido. 5. El vino (104- 108) Todos los vicios que expresan la desesperación del que se contempla a sí mismo en su cuerpo y en su interior. 6. Flores del mal (109 -17) El hombre, asqueado de sí mismo, se dirige a Satanás, que representa la depravación, entre injurias y blasfemias. 7. Rebelión (118 -120) La esperanza única de salvación y la última esperanza está en la muerte. 8. La muerte (121 -126)

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5 Aportaciones de la obra Mujer: símbolo de fatalidad, siempre en femenino, se muestra muerta, en carroña descripción del mal, en la apología de lo satánico Hombre: ser miserable y perverso, poseedor del cuerpo =instrumento de vicios Hastío: autodestrucción, la inmolación del artista como víctima. Posible salvación: embriaguez, erotismo, sueño, poesía, Temas Desaparece el yo sustituido por la coherencia interna del poema arquitectura secreta del poema, producto de un trabajo consciente y lúcido por parte del poeta/artista., opuesto al concepto romántico hugoniano de inspiración Misticismo y ocultismo: el poeta encuentra la verdad oculta, sufre y la muestra Preludia el torremrfilismo (Poetas = torres de marfil) Concepción poética rigurosa elaboración de la palabra superación de la dicción elocuente y retórica Nuevo universo lírico: sinestesias, sugerencias, nuevas combinaciones de sonidos con sensaciones inesperadas Estilo

6 ansia de derrocar tabúes para llegar a un mundo perfecto, sensual y lujoso, sin clero y sin policía. quería que lo consideraran como un «libro completo» con un principio y un fin. presenta diversas formas de salvación, liberación y huida del mundo: la belleza, el arte, la poesía, la muerte, el amor y el erotismo (en su versión más depravada) “He encontrado la definición de lo bello -de lo bello para mí. Tiene algo de ardiente y de triste, algo un poco vago, que deja espacio para la conjetura” Posibles mensajes o interpretación

7 L ’ albatros Souvent, pour s’amuser, les hommes d’équipage Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers, Qui suivent, indolents compagnons de voyage, Le navire glissant sur les gouffres amers. A peine les ont-ils déposés sur les planches, Que ces rois de l’azur, maladroits et honteux, Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches Comme des avirons traîner à côté d’eux. Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule! Lui, naguère si beau, qu’il est comique et laid! L’un agace son bec avec un brûle-gueule, L’autre mime, en boitant, l’infirme qui volait! Le Poète est semblable au prince des nuées Qui hante la tempête et se rit de l’archer; Exilé sur le sol au milieu des huées, Ses ailes de géant l’empêchent de marcher. 1. El albatros Por distraerse, a veces, suelen los marineros dar caza a los albatros, grandes aves del mar que siguen, indolentes compañeros de viaje, Al navío surcando los amargos abismo. Apenas los arrojan sobre las tablas húmeda estos reyes celestes, torpes y avergonzado dejan penosamente arrastrando las alas, sus grandes alas blancas semejantes a remos. Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil! Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco! ¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa, Aquél, mima cojeando al planeador inválido! El Poeta es igual a este señor del nublo, Que habita la tormenta y ríe del arquero. Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío, Sus alas de gigante le impiden caminar Metáforas, Símbolos, Sinestesias Epítetos, exclamación retórica y paralelismo

8 2. Correspondencias Naturaleza es templo donde vivos pilares dejan salir a veces sus confusas palabras; por allí pasa el hombre entre bosques de símbolos que lo observan atentos con familiar mirada Como muy largos ecos de lejos confundidos en una tenebrosa y profunda unidad, vasta como la noche, como la claridad perfumes y colores y sones se responden Hay perfumes tan frescos como carnes de niños, dulces como el oboe, verdes como praderas, y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes. que la expansión poseen de cosas infinitas, como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso, que cantan los transportes del alma y los sentidos Metáforas, Símbolos, Sinestesias Epítetos, oxímoron, comparación o símil y enumeración

9 3.Himno a la belleza ¿Vienes del cielo profundo o surges del abismo, Oh, Belleza? Tu mirada infernal y divina, Vuelca confusamente el beneficio y el crimen, Y se puede, por eso, compararte con el vino. Tú contienes en tu mirada el ocaso y la aurora; Tú esparces perfumes como una tarde tempestuosa; Tus besos son un filtro y tu boca un ánfora Que tornan al héroe flojo y al niño valiente. ¿Surges tú del abismo negro o desciendes de los astros? El Destino encantado sigue tus faldas como un perro; Tú siembras al azar la alegría y los desastres, Y gobiernas todo y no respondes de nada, Tú marchas sobre muertos, Belleza, de los que te burlas; De tus joyas el Horror no es lo menos encantador, Y la Muerte, entre tus más caros dijes, Sobre tu vientre orgulloso danza amorosamente. El efímero deslumbrado marcha hacia ti, candela, Crepita, arde y dice: ¡Bendigamos esta antorcha! El enamorado, jadeante, inclinado sobre su bella Tiene el aspecto de un moribundo acariciando su tumba. Que procedas del cielo o del infierno, ¿qué importa, ¡Oh, Belleza! ¡Monstruo enorme, horroroso, ingenuo! Si tu mirada, tu sonrisa, tu pie me abren la puerta De un infinito que amo y jamás he conocido? De Satán o de Dios ¿qué importa? Ángel o Sirena, ¿Qué importa si, tornas —hada con ojos de terciopelo, Ritmo, perfume, fulgor ¡oh, mi única reina!— el universo menos horrible y los instantes menos pesados? Metáforas, Símbolos, antítesis Enumeración, oxímoron, personificación, interrogación retórica y comparación

10 4. Invitación al viaje Mi niña, mi hermana, ¡Piensa en la dulzura De vivir allá juntos! Amar libremente, ¡Amar y morir En el país que a ti se parece! Los soles llorosos De esos cielos encapotados Para mi espíritu tienen la seducción Tan misteriosa De tus traicioneros ojos, Brillando a través de sus lágrimas. Allá, todo es orden y belleza, Lujo, calma y voluptuosidad. Muebles relucientes, Pulidos por los años, Decorarían nuestra alcoba; Las más raras flores Mezclando sus olores Al vago aroma del ámbar Los ricos artesonados, Los espejos profundos, El esplendor oriental, Todo allí hablaría Al alma en secreto Su dulce lengua natal. Allá, todo es orden y belleza, Lujo, calma y voluptuosidad. Mira en esos canales Dormir los barcos Cuyo humor es vagabundo; Es para saciar Tu menor deseo Que vienen desde el cabo del mundo. —Los soles en el ocaso Recubren los campos, Los canales, la ciudad entera, De jacinto y de oro; El mundo se adormece En una cálida luz Allá, todo es orden y belleza, Lujo, calma y voluptuosidad. Metáforas, Símbolos, antítesis Enumeración, personificación, y comparación

11 5. A una transeúnte (de Cuadros parisinos) La calle ensordecedora alrededor mío aullaba. Alta, delgada, enlutada, dolor majestuoso, Una mujer pasó, con mano fastuosa Levantando, balanceando el ruedo y el festón; Ágil y noble, con su pierna de estatua. Yo, yo bebí, crispado como un extravagante, En su pupila, cielo lívido donde germina el huracán, La dulzura que fascina y el placer que mata. Un rayo... ¡luego la noche! - Fugitiva beldad Cuya mirada me ha hecho súbitamente renacer, ¿No te veré más que en la eternidad? Desde ya, ¡lejos de aquí! ¡Demasiado tarde! ¡Jamás, quizá! Porque ignoro dónde tú huyes, tú no sabes dónde voy, ¡Oh, tú!, a la que yo hubiera amado, ¡oh, tú que lo supiste! Metáforas, Símbolos, antítesis Enumeración, personificación, Sinestesias, interrogación retórica, apóstrofes y comparación

12 La diana cantaba en los patios de los cuarteles, Y el viento de la mañana soplaba sobre las linternas. Era la hora en que el enjambre de los sueños malignos Tuerce sobre sus almohadas los atezados adolescentes; Cuando, cual un ojo sangriento que palpita y se menea, La lámpara en el amanecer es una mancha roja; Cuando el alma, bajo el peso del cuerpo rudo y pesado, Imita los combates de la lámpara y del día. Como un rostro en llanto que las brisas enjugan, El aire está lleno del escalofrío de las cosas que se fugan, Y el hombre está fatigado de escribir y la mujer de amar, Las casas, aquí y allá, comienzan a humear, Las hembras de placer, el párpado lívido, Boca abierta, dormían con su sueño estúpido; Las pordioseras, arrastrando sus senos fláccidos y fríos, Soplaban sobre sus tizones y soplaban sobre sus dedos. Era la hora en que, entre el frío y la roñería Se agravan los dolores de las mujeres yacientes; Cual un sollozo cortado por un vómito espumoso El canto del gallo, a lo lejos, rasgaba el aire brumoso; Un mar de nieblas bañaba los edificios, Y los agonizantes en el fondo de los hospicios Exhalaban su postrer estertor en hipos desiguales. Los libertinos regresaban, destrozados por sus esfuerzos. La aurora tiritante, vestida de rosa y verde, Avanzaba lentamente sobre el Sena desierto, Y la sombra de París, frotándose los ojos, Empuñaba sus herramientas, anciano laborioso. 6. El crepúsculo matutino Metáforas, Símbolos, antítesis paralelismo, personificación, Sinestesias, interrogación retórica, apóstrofes y comparación

13 7. La destrucción A mi lado sin tregua el Demonio se agita; En torno de mí flota como un aire impalpable; Lo trago y noto cómo abrasa mis pulmones De un deseo llenándolos culpable e infinito. Toma, a veces, pues sabe de mi amor por el Arte, De la más seductora mujer las apariencias, y acudiendo a especiosos pretextos de adulón Mis labios acostumbran a filtros depravados. Lejos de la mirada de Dios así me lleva, Jadeante y deshecho por la fatiga, al centro De las hondas y solas planicies del Hastío, Y arroja ante mis ojos, de confusión repletos, Vestiduras manchadas y entreabiertas heridas, ¡Y el sangriento aparato que en la Destrucción vive! Metáforas, Símbolos, Sinestesias, hipérbaton, y comparación

14 8. El viaje (A Maxime du Camp) Para el niño, enamorado de mapas y estampas, El universo es igual a su vasto apetito. ¡Ah! ¡Cuan grande es el mundo a la claridad de las lámparas! ¡Para las miradas del recuerdo, el mundo qué pequeño! Una mañana zarpamos, la mente inflamada, El corazón desbordante de rencor y de amargos deseos, Y nos marchamos, siguiendo el ritmo de la onda Meciendo nuestro infinito sobre el confín de los mares. Algunos, dichosos al huir de una patria infame; Otros, del horror de sus orígenes, y unos contados, Astrólogos sumergidos en los ojos de una mujer, La Circe tiránica de los peligrosos perfumes. Para no convertirse en bestias, se embriagan De espacio y de luz, y de cielos incendiados; El hielo que los muerde, los soles que los broncean, Borran lentamente la huella de los besos. Pero los verdaderos viajeros son los únicos que parten Por partir; corazones ligeros, semejantes a los globos, De su fatalidad jamás ellos se apartan, Y, sin saber por qué, dicen siempre: ¡Vamos! ¡Son aquellos cuyos deseos tienen forma de nubes, Y que como el conscripto, sueñan con el cañón, En intensas voluptuosidades, mutables, desconocidas, Y de las que el espíritu humano jamás ha conocido el nombre! Metáforas, Símbolos, antítesis, paralelismo, personificación, Sinestesias, hipérbaton, apóstrofes


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