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Ciclo C Domingo IV de Cuaresma «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo»

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Presentación del tema: "Ciclo C Domingo IV de Cuaresma «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo»"— Transcripción de la presentación:

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2 Ciclo C Domingo IV de Cuaresma «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo»

3 9 Entonces el Señor dijo a Josué: «Hoy he quitado de encima de ustedes el oprobio de Egipto». Y aquel lugar se llamó Guilgal hasta el día de hoy. 10 Los israelitas acamparon en Guilgal, y el catorce del mes, por la tarde, celebraron la Pascua en la llanura de Jericó. 11 Al día siguiente de la Pascua, comieron de los productos del país –pan sin levadura y granos tostados– ese mismo día. 12 El maná dejó de caer al día siguiente, cuando comieron los productos del país. Ya no hubo más maná para los israelitas, y aquel año comieron los frutos de la tierra de Canaán. Palabra de Dios Te alabamos Señor Primera Lectura - Josué 5, 9a. 10-12

4 «El pueblo de Dios celebra la Pascua, después de entrar en la tierra prometida» El libro de Josué es la continuación literaria y teológica de los libros del Pentateuco. La conquista de la tierra prometida, que nos relata Josué, es el resultado teológico del pacto efectuado en el Sinaí. La obra de la liberación había comenzado en Egipto. La travesía del desierto había continuado la hazaña. Durante una generación habían caminado errante por el desierto en busca de una patria estable y firme.

5 Por fin, tras mil peripecias y vicisitudes, había llegado el pueblo a las puertas de la tierra prometida. La peregrinación, larga y penosa, había terminado. Moisés veía acabada su misión. Largos años y largas pruebas. Dios le había hecho sentir su mano pesada y acariciante. Su amor a él lo había librado del hambre y de la sed, los había librado de la muerte. Su santidad, no obstante, no había dejado impunes sus repetidas rebeldías.

6 Moisés entrega a Josué la vara de mando y desde ahora el caudillo de Israel. Él realizará la conquista. El pueblo sigue a Josué, Dios está con él, como estuvo en su tiempo con Moisés. El paso del Jordán lo ha demostrado. Con Dios a la cabeza no hay nada que temer. Desde la cumbre del monte Nebo, había contemplado el Caudillo de Israel la extensión y la riqueza de la tierra que Dios les había prometido en herencia.

7 A continuación, la celebración de la Pascua que les recuerda el pasado y les abre el futuro... van a dejar de ser peregrinos. A la conquista precede un acto religioso que los consagra a Dios. Las ciudades de Canaán caerán una tras otra bajo la espada de Josué. Va a comenzar la conquista. Pero antes de desenvainar la espada, conviene asegurarse la asistencia divina. Josué ordena la circuncisión de los nacidos en el desierto.

8 2 Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. 3 Mi alma se gloría en el Señor; que lo oigan los humildes y se alegren. 4 Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. 5 Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos mis temores. 6 Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. 7 Este pobre hombre invocó al Señor: él lo escuchó y los salvó de sus angustias. Salmo 34 (33) 2-7

9 Es fundamentalmente un salmo de acción de gracias: El Señor me libró de todas mis ansias. De esta experiencia personal surge espontánea la alabanza: Su alabanza está siempre en mi boca. La alabanza se ensancha hasta hacerse comunitaria: Ensalcemos juntos su nombre. «Gustad y ved qué bueno es el Señor.»

10 El fiel no gime solo, no pide solo, ni goza solo del beneficio del Señor, ni siquiera resuena aislada su alabanza. La comunidad, de la que forma parte, lo acompaña en todos sus actos; con él gime, con él da gracias por el beneficio recibido, con él alaba al Señor de los ejércitos. La comunidad interpreta como propio el beneficio de uno de sus miembros y eleva a máxima universal la experiencia del individuo: Si el afligido invoca al Señor, él lo escuchará.

11 17 El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. 18 Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación. 19 Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación. 20 Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios. 21 A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él. Palabra de Dios Te alabamos Señor Segunda Lectura - II Corintios 5, 17-21

12 Alguien ha pasado por Corinto, que ha sembrado el desconcierto entre los fieles de aquella comunidad. Aquel movimiento en contra de su persona ponía en grave peligro la fe, el orden y la buena armonía de los corintios. Pablo escribe defendiendo su apostolado que no obedece a voluntad humana, sino al mandato de Dios. El amor de Cristo es el único móvil de sus acciones. «Dios, por medio de Cristo, nos reconcilió consigo»

13 Cristo murió por todos, para que todos vivan. La muerte y la resurrección de Cristo exigen una nueva forma de pensar y de actuar, según Cristo. Esa es la vocación del cristiano que por medio del bautismo: morimos en Cristo para resucitar en Él y así tener una vida nueva en Cristo. Por tanto el que está en Cristo es una nueva creación.

14 16 El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. 1 Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. 2 Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos». 3 Jesús les dijo entonces esta parábola: 11 Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos. 12 El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes. 13 Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. 14 Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. 15 Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Lectura del Santo Evangelio - Lucas 15, 1-3. 11-32

15 25 El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. 17 Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". 18 Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; 19 ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros". 20 Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 21 El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo". 22 Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 23 Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, 24 porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta.

16 26 Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. 27 El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". 28 El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, 29 pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. 30 ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!". 31 Pero el padre le dijo:

17 Gloria a Ti, Señor JesúsPalabra de Dios 32 "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado”.

18 Solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle y los fariseos y los escribas murmuraban contra ellos. Los escribas y fariseos formaban un cuerpo, que procuraban observar la pureza legal y mantenerse separados de los “impuros”, como eran los publicanos y pecadores que se acercaban a Jesús. En la parábola del hijo pródigo el hijo mayor representa a los fariseos y escribas, mientras que el hijo rebelde representa a los publicanos y pecadores. El padre es Dios. «Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido»

19 Este hijo, en tierra extraña, derrocha toda su fortuna viviendo como un libertino. Le va “bien” mientras le duran sus bienes... El hijo menor quiere independizarse, ser “libre”, vivir su vida a su manera, sin que nadie le diga cómo tiene que vivirla. El padre respeta su opción y obedece a sus demandas, dándole aún en vida la parte de la herencia que le corresponde y dejándolo partir.

20 El cerdo en la época de Jesús era el animal “impuro” por antonomasia. Por ello enseñaban los fariseos y escribas que no había que tocarlos y menos aún comer su carne. Y era considerado tan impuro que para ellos un porquero valía menos que un puerco. Pero cuando se le acaba la herencia, todos lo abandonan y lo dejan solo. A la experiencia de abandono y soledad se añade la del hambre, que le lleva no sólo a asumir un trabajo que para los judíos era el más degradante de todos, sino incluso a querer alimentarse de la misma comida que le daba a los cerdos.

21 El camino de retorno se inicia con un acto de humildad “entrando en sí mismo”, recapacitando y volviendo en sí para buscar al padre para pedirle perdón Dios no trata al pecador como merecen sus culpas y rebeldías. El padre nunca ha dejado de amar al hijo por eso al verlo a lo lejos sale corriendo a su encuentro, lo abraza, lo besa, manda que lo vistan con trajes que van de acuerdo a su dignidad de hijo y lo admite nuevamente a la comunión mandando hacer fiesta.

22 Ésta es la razón de por qué el Señor Jesús no rechaza a publicanos y pecadores, para Dios también esos hombres “impuros” son sus hijos y lo que más anhela es recobrarlos. El Señor Jesús proclama que en Él la misericordia del Padre sale al encuentro de la miseria humana, proclamándose así el triunfo del Amor sobre el pecado y la muerte.

23 Gracias Señor por tu Palabra purificadora, que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

24 QUE VUELVA, SEÑOR De mi vida, vacía e inquieta, soñadora y excesivamente idealista. QUE VUELVA, SEÑOR De mi soberbia que me impide acoger tu bondad. De mi mundo, que me distancia de tu reino. De mis miserias, que estorban mi perfección. QUE VUELVA, SEÑOR De aquello que me hace sentirme seguro y dueño de mi destino. De toda apariencia que me engaña y me hace darte la espalda. QUE VUELVA, SEÑOR De toda pretensión de malgastar. arruinar o desaprovechar mis días. QUE VUELVA, SEÑOR A tu casa, que es donde mejor se vive. A mi casa, que es tu casa, Señor. A tus brazos, que sé me echan en falta. A tus caminos, para que no me pierda. A tu presencia, para que goce. de la fiesta que me tienes preparada. Oración: P. Javier Leoz

25 http://siembraconmigo.blogspot.com Si deseas recibir el Evangelio del Domingo envía un correo a: siembraconmigo@gmail.com Con el título: “Suscripción a Siembra Sagrada” Servicio Gratuito con Fines Educativos


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