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Contra la duda escéptica “Para cada creencia que intentamos justificar, siempre habrá una creencia ulterior de cuya justificación dependerá la justificación.

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2 Contra la duda escéptica

3 “Para cada creencia que intentamos justificar, siempre habrá una creencia ulterior de cuya justificación dependerá la justificación de la primera, y, dado que éste es un regreso al infinito, no habría ninguna creencia que estuviera justificada más que de un modo condicional.” (Dancy, J.) El regreso de justificaciones La cadena de justificaciones no se extiende hasta el infinito, sino que forma una especie de círculo. Si no podemos ofrecer una justificación para alguna creencia en algún punto, estaremos haciendo una mera asunción. Coherentismo: la justificación "fluye" a través de un sistema coherente de creencias inter- dependientes. Fundacionalismo: debe haber alguna justificación que no sea inferencial o creencias básicas intrínsecamente creíbles.

4 “Lo que define las creencias básicas es que están justificadas con independencia de cualquier conexión inferencial con otras creencias; es decir, son intrínsecamente creíbles, de modo que terminan con la cadena de justificaciones y constituyen un estrato autónomo del conocimiento en el cual descansa todo otro conocimiento.” (Williams, M.) Fundacionalismo tradicional Para el fundacionalismo clásico, tales “creencias básicas son creencias relativas a la naturaleza de nuestros estados sensoriales, o nuestra experiencia inmediata” (Dancy, J.) Fundacionalismo empirista

5 La noción de credibilidad intrínseca del fundacionalismo empirista se enfrenta al problema de que las creencias sobre nuestros estados mentales siempre están justificadas hasta algún grado; es decir, son falibles. Crítica al empirismo Descartes: La noción de credibilidad intrínseca de los estados sensoriales es problemática. La experiencia no constituye una base suficiente para el conocimiento del mundo exterior. La demanda de justificación todavía está al acecho: “el enlace justificatorio entre las creencias empíricas básicas y la experiencia, sería una hipótesis más que tendríamos que justificar, de modo que se estaría haciendo depender el status de las creencias básicas en al menos una creencia no-básica” (Williams, M.)

6 Debido a esto, Descartes se propone encontrar al menos una creencia básica que sea auténticamente indubitable, auto-evidente, e infalible sobre la cual pueda edificarse el conocimiento seguro. La duda metódica Método: Dudar hasta donde me sea imposible dudar. Descartes duda metódicamente de las creencias empíricas básicas, como por ejemplo ‘aquí hay una mano’, pues reconoce la posibilidad de equivocarse respecto a dicha creencia: su criterio para dejar de dudar es hallar esa creencia infalible de la cual no pueda equivocarse bajo ninguna circunstancia. ¿Cómo sé que mis sentidos no me engañan? ¿Cómo sé que no estoy siendo engañado?

7 (paréntesis)

8 Wittgenstein diría que Descartes ha dudado más allá de toda duda razonable, pues su criterio para dejar de dudar –hallar una creencia auto-evidente, infalible, en la consciencia del sujeto (que es como el fundacionismo tradicional define las creencias básicas)–, se basa en el mito del espacio interior. Crítica a la duda cartesiana Wittgenstein ve en las creencias empíricas básicas una cierta infalibilidad, la cual no se debe a que sean auto-evidentes o intrínsecamente creíbles –y en este sentido ya dejarían de ser las creencias básicas definidas según el propio fundacionismo empirista-, sino a que son las certezas objetivas que posibilitan la duda y la justificación en las prácticas lingüísticas concretas.

9 Wittgenstein muestra que la proposición ‘aquí hay una mano’ puede tratarse de una proposición infalible en este sentido, dependiendo de en qué circunstancia o contexto sea enunciada; y por ende, puede ser indubitable. Crítica a la duda cartesiana Por ejemplo: en la circunstancia concreta de un hombre que acabara de sufrir una explosión y haya quedado temporalmente ciego, quizá él tenga la creencia de que ha perdido la mano; argüirá entonces que la proposición 'aquí hay una mano' es falsa. Y, suponiendo que no la haya perdido, sabremos que el hombre se ha equivocado. En este sentido, en tanto que certeza subjetiva, la proposición es falible y, por ende, dubitable. (El hombre puede dudar legítimamente acerca de si es verdad que ‘aquí hay una mano’.)

10 Crítica a la duda cartesiana Pero si alguien dudara de ‘aquí hay una mano’ a la manera de Descartes, no podría comenzar a aprender el juego lingüístico por el cual podemos fallar y dudar. En este sentido, la proposición es una certeza objetiva: es fundamento de las prácticas lingüísticas. Por ejemplo: si otro hombre alzara su mano y dijera que la proposición ‘aquí hay una mano’ es falsa, no se estaría equivocando de la misma manera que el hombre de la explosión; su error sería más grave: estaría "golpeando el fundamento en el cual me sostengo al hacer cualquier juicio“ (Wittgenstein, L.); estaría desviando el sentido de las palabras que hemos acordado en decir durante tales prácticas.

11 Las certezas de Wittgenstein

12 Para Wittgenstein, las certezas son proposiciones o juicios que no dudamos y que no podemos dudar, que no están sujetos a justificación, prueba, ni son verdaderos ni falsos. No están sujetos a justificación en la medida en que se constituyen implícitamente como reglas que permiten justificar otras proposiciones no exentas de duda; es decir, constituyen el marco en el que tienen lugar las prácticas de argumentación, de dar y pedir razón, de justificación y de duda (por eso también las llama framework propositions). Estas proposiciones, que son extremadamente heterogéneas, no son certezas debido a que sean auto-evidentes o intrínsecamente creíbles (a manera del cogito de Descartes), sino que se debe a un asunto de significado: alguien que dudara de ellas no podría aprender el juego lingüístico en el que están imbuidas, y, por ende, no podría expresar el tipo de juicios que dichos juegos lingüísticos permiten. Las certezas

13 Las certezas como fundamentos Esto ya nos da una idea de cómo Wittgenstein detiene el regreso de la justificación: las certezas no requieren justificación, pues las proposiciones que hacen posible la justificación están ellas mismas exentas de justificación. “Si lo verdadero es lo que está siendo fundado, el fundamento no puede ser verdadero ni falso.“ (Wittgenstein, L.) La imagen de que Wittgenstein es una suerte de fundacionalista no- tradicional parece obvia: el que Wittgenstein satisfaga la demanda fundacionalista de juicios que paren el regreso de la justificación, al mismo tiempo que extrae de tales juicios la doctrina de la credibilidad intrínseca -de modo que evita el compromiso con una base reducida de creencias básicas-, pareciera apuntar a que Wittgenstein está rehabilitando el fundacionalismo.

14 Por qué Wittgenstein no es un fundacionalista

15 La pirámide invertida El fundacionismo está caracterizado por la imagen de una pirámide invertida, lo cual acarrea cuatro compromisos respecto a las creencias básicas del fundacionismo, que son radicalmente opuestos a la concepción wittgensteiniana de las certezas: Universalidad: Los fundamentos del conocimiento son los mismos para todos. Especificabilidad: Es posible delimitar teóricamente las creencias básicas y las no-básicas. Independencia: Pueden aislarse las creencias básicas; separarse de la superestructura de creencias no-básicas. Es lo contrario al holismo semántico y epistémico. Adecuación racional: Hay una estrecha conexión lógica entre las creencias básicas y no-básicas, de modo que toda disputa empíricamente significativa puede resolverse apelando a las creencias básicas.

16 Universalidad y especificabilidad Wittgenstein niega que las certezas básicas sean delimitables teóricamente. Las certezas son juicios presupuestos en circunstancias particulares, y tales circunstancias no pueden ser identificadas por ninguna regla explícita. No hay un criterio o regla que permita definir una clase homogénea de proposiciones que cuenten como básicas, pues el que ciertas proposiciones se reconozcan como certezas depende de que se reconozcan primero las circunstancias particulares en las que se enuncian, lo cual no es llevado a cabo por ninguna regla explícita.

17 Universalidad y especificabilidad La única manera en que podemos distinguir entre una certeza y una hipótesis es reconociendo en una proposición la imposibilidad de equivocarse. Para reconocer la imposibilidad de equivocarse -que sería el criterio que permitiría distinguir entre certezas y no-certezas-, tiene que reconocerse el tipo de circunstancia o contexto en el que se esté usando una proposición; y para ello no hay una regla o teoría explícita, sino que sólo se sabe implícitamente por la manera en que hemos venido usando el lenguaje. La regla se halla implícita en las prácticas lingüísticas.

18 ¿Esto invalida la imagen de la pirámide? Las proposiciones básicas están allí, sosteniéndolo todo. Incluso, aunque estas proposiciones no puedan especificarse teóricamente, sí pueden distinguirse por la regla de "cometer un error de otro modo que equivocándose" de Wittgenstein. Esta objeción, sin embargo, subestima el grado de heterogeneidad de las certezas wittgensteinianas, y presupone que dicha regla puede ser aplicada universalmente, como si hubiera una clase de certezas fijas, prestas a reconocerse por la aplicación de dicha regla. Según Wittgenstein, aunque sí puede haber certezas objetivas, su reconocimiento -e incluso su existencia- dependerá de la perspectiva adquirida por cómo jugamos al lenguaje. Así, la regla de Wittgenstein no puede ofrecer una explicación unificadora acerca de cómo algunas proposiciones son certezas.

19 Independencia o autonomía Esto presupone una especie de atomismo semántico, pues las proposiciones básicas adquieren su significado con independencia de otras proposiciones, lo cual presupone, a su vez, una teoría pictórica del significado -el lenguaje tiene la función de representar hechos del mundo-. Pero en On Certainty tenemos otra concepción del significado, no-pictórica: el lenguaje no consiste en ser una copia del mundo, sino en ser una actividad articuladora de la experiencia. Así, el significado de una proposición no se establece a la manera de la teoría denotativa de los nombres, sino por su uso en relación con todo el sistema de prácticas lingüísticas a través del cual vivimos. Queda claro entonces cómo la concepción del significado en On Certainty implica, más bien, un holismo semántico.

20 Independencia o autonomía Esto presupone una especie de atomismo semántico, pues las proposiciones básicas adquieren su significado con independencia de otras proposiciones, lo cual presupone, a su vez, una teoría pictórica del significado -el lenguaje tiene la función de representar hechos del mundo-. Pero en On Certainty tenemos otra concepción del significado, no-pictórica: el lenguaje no consiste en ser una copia del mundo, sino en ser una actividad articuladora de la experiencia. Así, el significado de una proposición no se establece a la manera de la teoría denotativa de los nombres, sino por su uso en relación con todo el sistema de prácticas lingüísticas a través del cual vivimos. Queda claro entonces cómo la concepción del significado en On Certainty implica, más bien, un holismo semántico. Las certezas de Wittgenstein sólo tienen sentido en relación con las prácticas lingüísticas que las han colocado en esa posición.

21 Adecuación racional "Si un rey cree que el mundo comenzó cuando él nació, ¿cómo podría probársele de lo contrario?“ (Wittgenstein, L.) Es decir, la creencia básica (de sentido común, supuestamente auto- evidente) de que el mundo ha existido durante muchos años, ¿cómo puede establecerse contra la certeza del rey que piensa que el mundo comenzó con él? Lo que dice Wittgenstein es que las creencias básicas no sirven para resolver este tipo de disputas, pero lo que sí puede resolverlas es mostrar todo el sistema de creencias por el cual las certezas se establecen.

22 Adecuación racional Siguiendo con el ejemplo: uno puede enseñársele al rey el sistema de creencias en el que hablamos y pensamos (historia, geología, etc.) para estabilizar la certeza de que la Tierra es vieja. El punto aquí es que las creencias básicas no sirven para construir racionalmente el mundo, sino todo lo contrario: el mundo como un todo es aprendido -uno nace inmerso en prácticas lingüísticas-, y de allí surgen, a manera de residuo, ciertas proposiciones que son certezas. Que "el mundo no comenzó hace 5 minutos" no es una proposición auto-evidente, sino que depende de todo lo que sabemos acerca del mundo. Y si alguien dijera lo contrario, que "el mundo comenzó hace 5 minutos", estaría yendo en contra de todo el sistema de prácticas lingüísticas que hemos vivenciado.

23 Conclusión

24 Wittgenstein logra parar el regreso infinito de la justificación, al mostrar que hay proposiciones que no pueden dudarse so pena de minar los fundamentos que hacen posible las prácticas lingüísticas. Pero no es nada como lo que hubiera querido Descartes, pues esas proposiciones básicas de Wittgenstein -las certezas- no constituyen una clase autónoma y homogénea de conocimiento auto-evidente sobre el cual se pueda construir lógicamente todo otro conocimiento. De esta manera, Wittgenstein no lidia con el problema de Agripa rehabilitando el fundacionalismo, sino rechazándolo radicalmente.


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