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El porqué de la Creación

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Presentación del tema: "El porqué de la Creación"— Transcripción de la presentación:

1 El porqué de la Creación
Foro de reflexión y estudio sobre el Youcat Mons. Atilano Rodríguez Obispo de Sigüenza-Guadalajara

2 ¿Para qué ha creado Dios el mundo? (n 48 del YOUCAT)
La idea de creación aparece en la Biblia tardíamente y está precedida de la idea de alianza. Así vemos que el libro del Génesis, primera página de la historia de la salvación, es redactado por su autor en un momento especialmente doloroso para el pueblo de Israel como es el exilio de Babilonia.

3 Una clave desde Sabiduría
En el libro de la Sabiduría encontramos un pasaje, que nos proporciona una interesante clave interpretativa de la idea de creación. De acuerdo con este texto podemos entender muy bien, no solo la idea de creación, sino la historia más concreta de las relaciones del hombre con Dios. Dice así el libro de la Sabiduría: “Amas a todos los seres, y nada de lo que hiciste aborreces; si algo odiases, no lo habrías creado. ¿Y cómo podría subsistir cosa que no hubieses creado?. ¿Cómo se conservaría, si no la hubieses llamado. Mas Tú todo lo perdonas, porque todo es tuyo, Señor que amas la vida” (Sab 11, 24-26).

4 La creación un acto de amor y un diálogo de libertades
Del contenido de este texto se deduce con mucha claridad: que la historia de las relaciones del hombre con Dios es una historia de amor, que tiene su comienzo en la creación. Este amor da el ser al mundo y, como consecuencia de ello, toda la realidad puede ser comprendida como un fruto, no del azar o de la necesidad, sino como expresión de la libertad. Por eso la historia de las relaciones entre Dios y el hombre ha de ser leída como un diálogo de libertades.

5 El concepto de Creación
Según la Sagrada Escritura, el concepto de creación por parte de Dios No solo consiste en llamar a los seres que no son para que sean, Sino en la conservación de los seres en la existencia, En la reconstrucción de la creación degradada por el pecado Y en la conducción de la creación a la plenitud de ser y de sentido, que es la salvación.  

6 Dios crea como salva. O, aún mejor, Dios crea para salvar.
Bondad Infinita Si nos fijamos en cada una de estas fases de la creación, el atributo divino que sobresale sobre los demás es el amor. Dios crea como salva. O, aún mejor, Dios crea para salvar. Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Esto pone de manifiesto, más que el poder o la omnipotencia divinas, la bondad infinita, la generosidad sin límites y el amor incondicional de Dios, que actúa por su libérrima voluntad de comunicación. Así se sugiere en el texto citado de Sabiduría, cuando se dice: “amas a todos los seres…Señor que amas la vida”.

7 Por qué y para qué La Biblia no busca el cuándo y el cómo de la aparición del mundo y del hombre sobre la tierra sino la revelación del porqué y del para qué de la realidad creada. El porqué de la creación es el amor divino en cuánto comunicación del ser. El para qué es ese mismo amor en cuanto salvador y planificador de todo lo creado.   En el Nuevo Testamento la creación aparece siempre en referencia a Cristo. Cristo está en el final de la historia como Salvador porque antes estuvo en su comienzo como Creador. Si leemos atentamente el prólogo del Evangelio de Juan, vemos que es una relectura de Génesis 1 a la luz de la encarnación de Cristo. Entre la creación y la salvación se intercala el acontecimiento de la encarnación de Jesucristo, por medio del cual fueron creadas todas las cosas y llevada a cabo la salvación del mundo. “Todo se hizo por medio de la Palabra. Sin la Palabra no se hizo nada de lo que fue hecho”. Todo por Él, nada sin Él. Esto manifiesta la iniciativa creadora de Dios que, por puro amor gratuito, creó el mundo para encarnarse, se encarna para salvarnos y nos salva comunicándonos la plenitud de la gracia y de la fidelidad (Jn 1, 14-16).

8 En síntesis La afirmación del Credo: “Creo en Dios Padre, Creador del cielo y de la tierra” nos remite a la paternidad divina, al amor gratuito y benevolente de Dios creador. La doctrina cristiana de la creación es una interpretación religiosa de lo mundano: el mundo es porque Dios le ha conferido el ser. El mundo, por tanto, existe como criatura. No tiene en sí la razón de su existencia, sino que implica una relación de dependencia.  

9 Dirige Dios el mundo y también mi vida (n 49 del YOUCAT)
Dios, ha confiado la creación al ser humano para que, colaborando con Él, la llevase a su perfección.  Partiendo de estas enseñanzas de la Sagrada Escritura, los cristianos afirmamos que nuestro Dios es un ser personal y creador de todo, que respeta al máximo la libertad del hombre. Precisamente por eso en el cristianismo, al referirnos a Dios, hablaremos siempre de providencia en vez de hablar de destino como ocurre en otras religiones

10 Llamamos providencia a:
La Providencia Divina Llamamos providencia a: El mismo Jesús nos recuerda la necesidad de vivir la fe en Dios, desde la fidelidad a sus promesas y desde la confianza ilimitada en su providencia. Las disposiciones por las que Dios conduce la obra de su creación hacía esa perfección. Dios guarda y gobierna con su providencia todo lo que ha creado. Cuida de todo lo creado, desde las cosas más insignificantes hasta los más grandes acontecimientos del mundo y de la historia: “Nuestro Dios es poderoso y todo lo que quiere lo hace”. A sus seguidores les pide un abandono filial en la Providencia del Padre celestial que cuida y vela constantemente por las más insignificantes necesidades de sus hijos: “No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer o qué vamos a beber?. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas se os darán por añadidura” (Mat 6, 31-33).

11 Testimonio La Madre Teresa de Calcuta
La confianza en la divina providencia es la fe firme y viva en que Dios nos puede ayudar y lo hará. Que nos puede ayudar es evidente, porque es omnipotente. Que nos ayudará es seguro, porque lo ha prometido en muchos lugares de la Sagrada Escritura y es fiel a todas sus promesas (YOUCAT 49).  

12 el hombre pretende ser dios sin Dios,
El gran problema de hoy Se presenta cuando el hombre pretende ser dios sin Dios, cuando engañándose a sí mismo no acepta su condición de criatura limitada y finita, cuando olvida que su existencia está totalmente en las manos de Dios: “En Dios vivimos, nos movemos y existimos” (Act 17, 18). Del relato del Génesis se desprende que Dios niega al hombre la posibilidad de decidir por sí mismo lo que está bien y lo que está mal. El hombre puede comer de todos los árboles, pero ha de tener en cuenta lo dicho por Dios con relación al árbol del bien y del mal y ha de respetarlo. Sigue siendo libre para comer de él, pero se le dice que no debe hacerlo. Aparece pues una excepción dentro de la más amplia permisión.

13 Misterio de la libertad
Ciertamente no somos marionetas en las manos de Dios, que El se dedica a manejar a su antojo en cada momento. El nos ha creado libres y respeta al máximo la libertad humana. Quiere servirse del concurso y de la colaboración de las criaturas para culminar su obra como consecuencia de su grandeza y bondad. El no solo nos ha regalado la existencia a sus criaturas, sino que nos concede también la dignidad de actuar por nosotros mismos colaborando así a la realización de su designio sobre el hombre y la creación.

14 Actuación del hombre en la creación
Dios concede incluso a las criaturas el poder de participar libremente de su providencia confiándoles la responsabilidad de “someter” la tierra y dominarla. De este modo el ser humano tiene la posibilidad de ser causa inteligente y libre para completar la obra de la Creación, para perfeccionar su armonía para su bien y el de sus prójimos. Los hombres, a menudo cooperadores inconscientes de la voluntad divina, pueden entrar libremente en el plan divino no solo por sus acciones y sus oraciones, sino también por sus sufrimientos. Dios es la “causa primera”, que actúa en y por medio de las criaturas, las causas segundas: “El, nos dirá el apóstol Pablo, es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece” (Fil 2, 13). Esta actuación de Dios en sus criaturas no disminuye en nada su libertad y dignidad, sino que las realiza y lleva a plenitud ya que el ser humano no puede alcanzar su fin separado del origen, de la fuente de su ser, y sin la ayuda de la gracia divina.

15 No perder la perspectiva de Dios
Ahora bien el peligro está en la misma concepción de la libertad humana. Cuando ésta se entiende simplemente como la capacidad del ser humano de actuar sin ninguna referencia a Dios, a lo bueno y al bien, ya no es la verdadera libertad para la que hemos sido creados sino el libertinaje.   Dios actúa en el corazón humano para que este actúe de acuerdo con sus planes sobre él y sobre el mundo. Le indica el camino que debe recorrer de forma libre y responsable a la hora de comportarse, pero no forzará nunca externamente a la persona para obligarla a comportarse según sus proyectos.

16 ¿Qué papel juega el hombre en la providencia divina? (n 50 del YOUCAT)
La praxis cristiana ha de hacer visible el amor de Dios, ha de poner de manifiesto que el mundo no se construye a base de análisis científicos o de decretos ley, que no se edifica por la indiferencia y, menos aún, por el odio, sino como amor. En este sentido el hombre ha de ser la presencia viva de un amor gratuito que rehace el mundo desde sus cimientos.   Si los cristianos no obramos así, el amor creador de Dios corre el riesgo de permanecer inédito al interior del proceso histórico. A los cristianos nos corresponde actuar y actualizar las obras del amor de Dios, uniendo sus esfuerzos a los de aquellos hombres y mujeres, que estén dispuestos a ello, aunque luego estos se apoderen de la propiedad de las mismas. Así quedará claro que el grano da fruto si cae en la tierra y muere.

17 Consecuencias de la Encarnación
La fe cristiana es la única religión que ha afirmado que Dios se ha hecho hombre. A partir de esta realidad, ver, acoger, oír y ayudar a un hombre, especialmente si está necesitado, es lo mismo que hacerlo con el mismo Dios. De este modo la causa de Dios se ha identificado con la causa del hombre. El hombre como imagen de Dios es un tú, capaz de entrar en diálogo con su Creador. Dios lo ha creado para entablar con él un diálogo histórico salvífico. Por eso para la fe cristiana el ser humano no es solo algo sino alguien, es persona. Y por ser persona es libre.

18 Nueva visión del Cosmos
Por otra parte, si nos fijamos en la relación del hombre con la naturaleza, podemos extraer también algunas conclusiones de sumo interés. Muchos ven la naturaleza y el cosmos únicamente desde el punto de vista material. Lo ven como un universo mudo, cuyo destino consistiría únicamente en obedecer a las frías e inmutables leyes físicas, sin evocar ninguna otra belleza y mucho menos sin referencia a un Creador. Así el cosmos se ve reducido a un simple depósito gigantesco del que el hombre extrae a placer sus riquezas, hasta agotarlo, en función de sus necesidades crecientes y desmedidas la naturaleza tampoco se puede convertir en absoluto ni en un ídolo, como hacen algunos neopaganos. El valor de la naturaleza no puede sobrepasar la dignidad de la persona.

19 Visión cristiana de la naturaleza
Promoviendo una mayor atención hacia la creación y su belleza en la formación humana y cristiana de las personas, Evitando reducirla a simple ecologismo. Tendríamos que aprender a escuchar a la creación que narra la gloria de Dios y deberíamos escuchar a Dios que nos habla a través de su creación y se vuelve accesible a la razón.   Los cristianos estamos invitados a contemplar la naturaleza como un espejo de la belleza de Dios, Que permita contemplarla como casa y hogar del ser humano. Muchos señalan hoy que solamente un amor fraternal entre los seres humanos podría movilizar la voluntad para atajar la catástrofe que se cierne sobre la creación. La fe en la creación implica un modelo de la relación ente el hombre y la naturaleza

20 Conclusión Para que exista una verdadera ética ecológica no puede dejar de formularse la pregunta por la identidad y su orientación cristiana. Si el hombre es el ser de quien Dios se acuerda (Sal 8, 5), no puede haber memoria de Dios y de su creación, sin memoria del hombre, y nadie puede acordarse de sí mismo sin recordar al hermano. Esto lleva consigo un compromiso de buscar con los demás hombres las respuestas técnicas más adecuadas para hacer del mundo una casa habitable. Responsabilidad personal y colaboración con quienes buscan hacer con la ayuda de Dios, aunque no lo sepan, un mundo mejor.

21 ¿Dónde encontrarnos? Nuestra WEB
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