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24 marzo 2013 Domingo de Ramos.

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Presentación del tema: "24 marzo 2013 Domingo de Ramos."— Transcripción de la presentación:

1 24 marzo 2013 Domingo de Ramos

2 En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén. La gracia de nuestro Señor Jesucristo,el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros Y con tu espíritu. Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados

3 misterios, reconozcamos nuestros
pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

4 Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

5 Amén. Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad.

6 ORACIÓN COLECTA Dios todopoderoso y eterno, tu quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio y que un día

7 participemos en su gloriosa resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amen.

8 Lectura del libro de Isaías
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los

9 que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos
que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado Palabra de Dios

10 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

11 Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere.

12 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

13 Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos.

14 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

15 Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme

16 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

17 Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; tenedlo, linaje de Israel

18 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

19 Lectura de Carta del apóstol San Pablo a los Filipenses.
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la

20 muerte, y una muerte de cruz
muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble --en el cielo, en la tierra, en el abismo--, y toda lengua proclame: ¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios Padre. Palabra de Dios

21 Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas:
C. Se levantó toda la asamblea y llevaron a Jesús a presencia de Pilato. Y se pusieron a acusarlo diciendo: S. Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al Cesar, y diciendo que él

22 es el Mesías Rey. C. Pilato preguntó a Jesús: S. ¿Eres tú el rey de los judíos? C. Él le contestó: + Tú lo dices. C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: S. No encuentro ninguna culpa en este hombre. C. Ellos insistían con más fuerza

23 diciendo: S. Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí. C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días.

24 Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verlo hacer un milagro. Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra. Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco. Herodes, con su escolta,

25 lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:

26 S. Me habéis traído a este hombre, alegando que alborotaba al pueblo; y resulta que yo le he interrogado delante de vosotros y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.

27 C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno
C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaban en masa diciendo: S. ¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás. C. (A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio). Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando:

28 S. ¡Crucifícale, crucifícale!
C. Él les dijo por tercera vez: S. Pues ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré. C. Ellos se le echaban encima pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío. Pilato decidió que se cumpliera su

29 petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio. Mientras lo conducía, echaron manos de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguía un gran gentío del pueblo y de mujeres que

30 se daban golpes y lanzaban lamentos por él
se daban golpes y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: + Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: “Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado”. Entonces

31 empezarán a decirles a los montes: “desplomaos sobre nosotros” y a las colinas: “sepultadnos”; porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco? C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él. Y cuando llegaron al lugar llamado “La Calavera”, lo crucificaron allí, a él y a los

32 malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía:
+ Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. C. Y se repartieron sus ropas echándolas a suerte. El pueblo estaba mirando, las autoridades le hacían muecas diciendo: S. A otros ha salvado, que se salve a sí mismo; si él es el Mesías de Dios,

33 el Elegido. C. Se burlaban también de él los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: S. Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo. C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS.

34 C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
S.- ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros. C.-Pero el otro le increpaba: S.- ¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y el nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.

35 C. Y decía: S.- Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. C.- Jesús respondio: + Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.

36 C. Era ya eso de mediodía y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo: + Padre, a tus manos encomiendo tu espíritu. C. Y dicho esto, expiró.

37 El centurión al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios diciendo:
S. Realmente, este hombre era justo. C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvían dándose golpes de pecho. Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea

38 y que estaban mirando.

39 Palabra del Señor

40 HOMILÍA

41

42 CREDO

43 Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y

44 sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados,

45 la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén

46 ORACIÓN DE LOS FIELES

47 Acudamos con confianza a Jesús, nuestro Rey y Mesías, nuestro único Salvador, y, sabiendo que sube a Jerusalén para consumar nuestra salvación, salgamos a su encuentro diciendo: -Bendito el que viene en nombre del Señor.

48 Porque concedes a tu Iglesia el privilegio de vivir y contemplar los misterios de tu amor:
-Bendito el que viene en nombre del Señor.

49 Porque, al hacerte hombre, hiciste de nuestra historia una historia de salvación universal:
-Bendito el que viene en nombre del Señor.

50 Porque padeciste hasta el extremo y aceptaste con confianza la voluntad de tu Padre:
-Bendito el que viene en nombre del Señor.

51 Porque visitas a los agonizantes, das la vida eterna a los difuntos y nos regalas el don de la esperanza que no falla: -Bendito el que viene en nombre del Señor.

52 Porque nos haces partícipes de tu sacrificio, de tu banquete y de tu victoria:
-Bendito el que viene en nombre del Señor.

53 Adéntranos, Señor, en el misterio de tu amor
Adéntranos, Señor, en el misterio de tu amor. Que descubramos tu presencia en nuestras vidas como el enviado de Dios. Escucha nuestras oraciones de alabanza, súplica y acción de gracias. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

54 LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

55 Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. Bendito seas por siempre, Señor.

56 Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. Bendito seas por siempre, Señor.

57 Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

58 ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por la pasión de tu Hijo sé propicio a tu pueblo, Señor, y concédenos, por esta celebración que actualiza el único sacrificio de Jesucristo, la misericordia que no merecen nuestros pecados . Por Jesucristo nuestro Señor.

59 El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario.

60 En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. El cual, siendo inocente, se entregó a la muerte por los pecadores, y aceptó la injusticia de ser contado entre los criminales.

61 De esta forma, al morir, destruyó nuestra culpa, y, al resucitar, fuimos justificados.
Por eso, te alaban los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar:

62 Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de su gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor.

63 Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente

64 aceptada, tomó pan; dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

65 Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: TOMAD Y BEBED TODOS DE EL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS

66 HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Éste es el Sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. !Ven, Señor Jesús!

67 Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos, humildemente, que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos

68 del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Francisco, con nuestro Obispo Casimiro y todos los pastores que cuidan de tu

69 pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia, admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen, Madre de

70 Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

71 Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

72 Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

73 Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.

74 Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os doy"; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.

75 Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén. La paz del Señor esté siempre con vosotros. Y con tu espíritu. Podéis daros fraternalmente la paz.

76 Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros. danos la paz.

77 Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. El Cuerpo de Cristo. Amén.

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79 ORACIÓN Fortalecidos con tan santos misterios, te dirigimos esta súplica, Señor: del mismo modo que la muerte de tu Hijo nos ha hecho esperar lo que nuestra fe nos promete, que su resurrección nos alcance la plena posesión de lo que anhelamos. Por Jesucristo Nuestro Señor.

80 El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Amén. Podéis ir en paz. Demos gracias a Dios.

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