La descarga está en progreso. Por favor, espere

La descarga está en progreso. Por favor, espere

EDGAR ALLAN POE "No he sido y no soy desde mi infancia sino un soñador"

Presentaciones similares


Presentación del tema: "EDGAR ALLAN POE "No he sido y no soy desde mi infancia sino un soñador""— Transcripción de la presentación:

1 EDGAR ALLAN POE "No he sido y no soy desde mi infancia sino un soñador"

2 Hombre del siglo 19 Padres con tuberculosis
Guerra entre el Sur y el Norte en Estados Unidos: la Esclavitud Las leyendas de horror y misterios de los negros La orfandad Ciudadano sureño

3 Su familia Nació en Boston, en 1809.
Su madre fue actriz de teatro clásico, trabaja sobre el escenario hasta pocos días antes de dar a luz. Muere de tuberculosis, cuando Poe tenía dos años. Padre lo abandona Fue adoptado por John Allan  un acaudalado comerciante que le permite tener acceso a una buena educación en colegios de mucho nivel.

4 Adolescencia Difícil Ya a los 18 años Poe era muy aficionado al alcohol y al juego. Comienza a escribir poemas con los que enamoró a una larga lista de mujeres. Asiste a la Universidad de Virginia (1825) que luego abandona Estilo de vida rebelde y libertino, dilapida el dinero de la herencia

5 Ruptura con padrastro Fallece su madre adoptiva
Padrastro vuelve a casar,  cansado de Poe se separa de él para siempre. Poe decide probar suerte en la Academia Militar de West Point (1829). Al darse cuenta de su error se hace expulsar y retorna a la calle nuevamente. Tres libros ya convivían con el entre la pobreza y la esperanza: "Tamerlan", "Al Aaraaf" y "Poemas".

6 Los primeros cuentos Desde 1835 colaboró con el diario Southern Literary Messenger de Richmond. Aparecieron "Metzengerstein" y luego "Manuscrito hallado en una botella" por el que recibiría su primer premio. Aumenta colaboración en varias revistas literarias, pero vende sus mejores creaciones por monedas que cambiaría por alcohol y deudas de juego. "El corazón acusador", "La casa Usher" y el "Escarabajo de Oro" datan de esta época.

7 Vida de pobreza Colaboró en revistas. La característica principal de todos estos empleos radicaba en que recibía un sueldo mísero, pero a cambio le daban la oportunidad de publicar sus relatos y alcanzar la fama.

8 Acido crítico social Poe radicó en varias ciudades, Nueva York , Filadelfia, Baltimore, en donde trabajó en revistas como crítico, labor que le costó muchas enemistades por la clase de crítica que realizaba; destrozaba a sus contemporáneos

9 La Tía y la Prima Tía se preocupó por él, lo acogió. Poe le dedicó el poema "To My Mother“ Contrae matrimonio con su prima Virginia Clemm en 1836 (13 años)

10 Carta a tía y prima 1837 My dearest Aunty,
I am blinded with tears while writing this letter – I have no wish to live another hour. Amid sorrow, and the deepest anxiety your letter reached - and you well know how little I am able to bear up under the pressure of grief – My bitterest enemy would pity me could he now read my heart – My last my last my only hold on life is cruelly torn away – I have no desire to live and will not But let my duty be done. I love, you know I love Virginia passionately devotedly. I cannot express in words the fervent devotion I feel towards my dear little cousin - my own darling. But what can [I] say. Oh think for me for I am incapable of thinking.

11 Reconocimiento Pero el éxito y el reconocimiento llegan en 1845 cuando publicó "El Cuervo y otros poemas". Sin embargo, su esposa murió en 1847 a causa de la tuberculosis dejándole sumido en la desesperación.

12 El Alcoholismo de Poe Poe tomaba mucho y en varias ocasiones dijo “done with drinking forever”. Pero su adicción, estilo de vida y la muerte de su esposa no le permitieron nunca superar la dependencia. Al final de su difícil vida, Poe estaba hundido absolutamente en la desgracia; con la muerte de Virginia su vida se vino abajo, mantuvo relaciones con, su novia de juventud, pero nunca se volvería a levantar.

13 Muerte Cuando se encontraba en Baltimore el 7 de octubre de 1849, haciendo una gira de conferencias, se lo encontró una madrugada de octubre, tirado en medio de la calle, agonizando. Muere en un hospital de caridad, sin ni siquiera saber de quién se trataba, fallece dos días después de agonizar. 

14 LO QUE OTROS OPINAN DE POE
“Ser un escritor maldito”

15 Borges Poe se creía poeta, sólo poeta, pero las circunstancias lo llevaron a escribir cuentos, y esos cuentos a cuya escritura se resignó y que debió encarar como tareas ocasionales, son su inmortalidad. En algunos (La verdad sobre el caso del señor Valdemar, Un descenso al Maelström) brilla la invención circunstancial; otros (Ligeia, La máscara de la Muerte Roja, Eleonora) prescinden de ella con soberbia y con inexplicable eficacia. De otros (Los crímenes de la Rue Morgue, La carta robada) procede el caudaloso género policial. Detrás de todos, animándolos, dándoles fantástica vida, están la angustia y el terror de Edgar Allan Poe.

16 Baudelaire De todos los documentos que he leído he sacado la convicción de que los Estados Unidos sólo fueron para Poe una vasta cárcel, que él recorría con la agitación febril de un ser creado para respirar en un mundo más elevado que el de una barbarie alumbrada con gas, y que su vida interior, espiritual, de poeta, o incluso de borracho, no era más que un esfuerzo perpetuo para huir de la influencia de esa atmósfera antipática. I

17 Tomás Barna En algunos seres, de sensibilidad privilegiada, el instinto permanente, inmutable, de la muerte... gravita profundamente así como gravita el instinto de la vida. Poe fue uno de esos seres singulares cuyo espíritu se abría, sin cesar —como un abismo—, ante los embates de la naturaleza de su Boston natal y en medio de la ferocidad humana que lo atenaceaba.

18 Arthur Conan Doyle "Si cada autor de una historia en algo deudora de Poe pagase una décima parte de los honorarios que recibe por ella para un monumento al maestro, se podría hacer una pirámide tan alta como la de Keops."

19 LA OBRA DE POE

20 Annabel Lee             The angels, not half so happy in Heaven,     Went envying her and me — Yes! — that was the reason (as all men know,     In this kingdom by the sea) That the wind came out of the cloud by night,     Chilling and killing my Annabel Lee. But our love it was stronger by far than the love     Of those who were older than we —     Of many far wiser than we — And neither the angels in Heaven above,     Nor the demons down under the sea, Can ever dissever my soul from the soul     Of the beautiful Annabel Lee: — For the moon never beams, without bringing me dreams     Of the beautiful Annabel Lee; And the stars never rise, but I feel the bright eyes     Of the beautiful Annabel Lee: — And so, all the night-tide, I lie down by the side Of my darling — my darling — my life and my bride,     In her sepulchre there by the sea —     In her tomb by the sounding sea.   It was many and many a year ago,     In a kingdom by the sea, That a maiden there lived whom you may know     By the name of Annabel Lee; — And this maiden she lived with no other thought     Than to love and be loved by me. I was a child and she was a child,     In this kingdom by the sea; But we loved with a love that was more than love —     I and my Annabel Lee — With a love that the wingéd seraphs in Heaven     Coveted her and me. And this was the reason that, long ago,     In this kingdom by the sea, A wind blew out of a cloud, chilling     My beautiful Annabel Lee; So that her high-born kinsmen came     And bore her away from me, To shut her up in a sepulchre,     In this kingdom by the sea.

21 EL CUERVO Una vez, al filo de una lúgubre media noche, mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, oyóse de súbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto. “Es —dije musitando— un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada más.” ¡Ah! aquel lúcido recuerdo de un gélido diciembre; espectros de brasas moribundas reflejadas en el suelo; angustia del deseo del nuevo día; en vano encareciendo a mis libros dieran tregua a mi dolor. Dolor por la pérdida de Leonora, la única, virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. Aquí ya sin nombre, para siempre.

22 Y el crujir triste, vago, escalofriante de la seda de las cortinas rojas llenábame de fantásticos terrores jamás antes sentidos.  Y ahora aquí, en pie, acallando el latido de mi corazón, vuelvo a repetir: “Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algún visitante que a deshora a mi cuarto quiere entrar. Eso es todo, y nada más.” Ahora, mi ánimo cobraba bríos, y ya sin titubeos: “Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón imploro, mas el caso es que, adormilado cuando vinisteis a tocar quedamente, tan quedo vinisteis a llamar, a llamar a la puerta de mi cuarto, que apenas pude creer que os oía.” Y entonces abrí de par en par la puerta: Oscuridad, y nada más.

23 Escrutando hondo en aquella negrura permanecí largo rato, atónito, temeroso, dudando, soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás a soñar. Mas en el silencio insondable la quietud callaba, y la única palabra ahí proferida era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?” Lo pronuncié en un susurro, y el eco lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!” Apenas esto fue, y nada más. Vuelto a mi cuarto, mi alma toda, toda mi alma abrasándose dentro de mí, no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza. “Ciertamente —me dije—, ciertamente algo sucede en la reja de mi ventana. Dejad, pues, que vea lo que sucede allí, y así penetrar pueda en el misterio. Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio, y así penetrar pueda en el misterio.” ¡Es el viento, y nada más!

24 De un golpe abrí la puerta, y con suave batir de alas, entró un majestuoso cuervo de los santos días idos. Sin asomos de reverencia, ni un instante quedo; y con aires de gran señor o de gran dama fue a posarse en el busto de Palas, sobre el dintel de mi puerta. Posado, inmóvil, y nada más. Entonces, este pájaro de ébano cambió mis tristes fantasías en una sonrisa con el grave y severo decoro del aspecto de que se revestía. “Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—, no serás un cobarde, hórrido cuervo vetusto y amenazador. Evadido de la ribera nocturna. ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

25 Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado pudiera hablar tan claramente; aunque poco significaba su respuesta. Poco pertinente era. Pues no podemos sino concordar en que ningún ser humano ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro posado sobre el dintel de su puerta, pájaro o bestia, posado en el busto esculpido de Palas en el dintel de su puerta con semejante nombre: “Nunca más.” Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. las palabras pronunció, como virtiendo su alma sólo en esas palabras. Nada más dijo entonces; no movió ni una pluma. Y entonces yo me dije, apenas murmurando: “Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas.” Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

26 Sobrecogido al romper el silencio tan idóneas palabras, “sin duda —pensé—, sin duda lo que dice es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido de un amo infortunado a quien desastre impío persiguió, acosó sin dar tregua hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, hasta que las endechas de su esperanza llevaron sólo esa carga melancólica de ‘Nunca, nunca más’.” Mas el Cuervo arrancó todavía de mis tristes fantasías una sonrisa; acerqué un mullido asiento frente al pájaro, el busto y la puerta; y entonces, hundiéndome en el terciopelo, empecé a enlazar una fantasía con otra, pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, lo que este torvo, desgarbado, hórrido, flaco y ominoso pájaro de antaño quería decir granzando: “Nunca más.”

27 En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos, quemaban hasta el fondo de mi pecho. Esto y más, sentado, adivinaba, con la cabeza reclinada en el aterciopelado forro del cojín acariciado por la luz de la lámpara; en el forro de terciopelo violeta acariciado por la luz de la lámpara ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más! Entonces me pareció que el aire se tornaba más denso, perfumado por invisible incensario mecido por serafines cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. “¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido, por estos ángeles te ha otorgado una tregua, tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora! ¡Apura, oh, apura este dulce nepente y olvida a tu ausente Leonora!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

28 “¡Profeta. ” —exclamé—, ¡cosa diabolica
“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio enviado por el Tentador, o arrojado por la tempestad a este refugio desolado e impávido, a esta desértica tierra encantada, a este hogar hechizado por el horror! Profeta, dime, en verdad te lo imploro, ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te imploro!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Sea esa palabra nuestra señal de partida pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso. ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

29 Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. Aún sigue posado, aún sigue posado en el pálido busto de Palas. en el dintel de la puerta de mi cuarto. Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que está soñando. Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse. ¡Nunca más!


Descargar ppt "EDGAR ALLAN POE "No he sido y no soy desde mi infancia sino un soñador""

Presentaciones similares


Anuncios Google