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Período Formativo Mesoamericano

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Presentación del tema: "Período Formativo Mesoamericano"— Transcripción de la presentación:

1 Período Formativo Mesoamericano
OLMECAS Período Formativo Mesoamericano

2 OLMECAS La voz olmeca significa “habitantes del país del hule”. El hule era un árbol del que los Olmecas extraían su savia para fabricar objetos diversos, utilizados en muchas ocasiones en actividades ceremoniales. La cultura olmeca se desarrolló entre mediados del segundo milenio antes de Cristo y el cambio de era. Esta cultura ocupó el sur de Veracruz y el norte de Tabasco. El término olmeca define un estilo artístico pero no una entidad etnolingüística. Existe un núcleo cultural localizado en la cuenca que va desde el río Papaloapan hasta el Santana, que es donde se encuentran los centros más importantes: La Venta (en Tabasco), Tres Zapotes, San Lorenzo Tenochtitlan, Cerro de las Mesas, Laguna de los Cerros o Potrero Nuevo, entre otros (Veracruz). El proceso de expansión e influencia cultural se constata en Chiapas, Oaxaca, Morelos, Guerrero y Puebla, y llega hasta Centroamérica. La zona nuclear se caracteriza por un clima cálido-húmedo, con una selva exuberante, una diversificada red hidrográfica y el pequeño macizo montañoso de Los Tuxtlas.

3 OLMECAS El desarrollo urbano, los primeros asentamientos planificados, la construcción de plataformas piramidales, de espacios palaciegos y de juego de pelota, la plasmación del entorno natural y la figura humana en representaciones de pequeño y gran formato en piedras diversas o el desarrollo de los rudimentos de la numeración y el calendario son algunos de los aspectos culturales que permiten definir a los Olmecas como la “cultura madre” de Mesoamérica. Entre la diversidad de manifestaciones materiales de la cultura olmeca, cabe destacar la talla de piedras duras, en las que aparecen representados animales importantes, figuras humanas con rasgos de jaguar, etc. El jaguar, animal por excelencia en Mesoamérica, se asocia a la nobleza y al poder, y puede considerarse un animal totémico, símbolo de la tierra y del inframundo. Cabezas colosales, hachas rituales para el juego de pelota, altares, estelas o tronos en los que se observa al personaje apareciendo de entre las fauces de un jaguar aparecen distribuidos por las plazas de los diferentes asentamientos.

4 OLMECAS Sin duda, los ejemplos más espectaculares son las cabezas colosales de piedra volcánica, transportada desde una distancia superior a 100 Km. y con un peso que oscila entre 25 y 56 toneladas. Se trata de representaciones de rostros humanos interpretadas de forma diversa: desde retratos de algunos personajes importantes hasta jugadores de juego de pelota. Cabe apuntar que no se conoce con seguridad su función en los espacios urbanos. El jade o la jadeíta era un material sagrado y simbólico asociado a la regeneración natural, y por ello se encuentra en los ajuares funerarios, tanto en un formato reducido (figuras humanas con rasgos de felino) como en máscaras o collares (cuentas de diferentes formas y tamaños). En algunas de las representaciones humanas se observan la deformación craneana y los dientes limados –rasgos culturales privativos de la elite social– que encontraremos posteriormente en la cultura maya, entre otras. Algunos de los ajuares funerarios se rociaban con cinabrio. Las figurillas huecas de cerámica con rasgos felinos también son habituales en los registros arqueológicos de la zona olmeca. Se conocen genéricamente con el nombre de baby face.

5 MITO PRIMORDIAL En Mesoamérica el poder político se unió con los mensajes ideológicos que, bajo la forma de símbolos, normas y prácticas cotidianas, dotaban de unidad, coherencia e identidad a los pobladores rurales y urbanos del reino. La fuerza integradora de la ideología y los ritos está presente en la planificación de la ciudad y particularmente en su simbolismo religioso. Según Peter Joralemon, en el centro del cosmos olmeca estaba la Tierra, representada por un dragón o un cocodrilo flotando en el mar primordial. De ese suelo brotaron las plantas y las montañas; éstas últimas eran la morada de las nubes, el rayo y el relámpago que provocaban la humedad y el derrame de la lluvia. Las cuevas, figuradas por la boca del monstruo de la tierra, eran la entrada al inframundo, la región húmeda y fría donde todo se transformaba y donde el sol, la vegetación y los seres humanos iban a morir para luego renacer Florescano Enrique. Los olmecas el primer reino de Mesoamérica. Revista de la Universidad de México

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7 La Gran Pirámide de La Venta
La gran pirámide de La Venta dividía la parte norte consagrada a los ancestros de la parte sur, dedicada al despliegue de los símbolos del poder real y a las áreas públicas de la ciudad. Así como el diseño y los monumentos del área urbana son una expresión del orden cósmico definido en los mitos de creación, así también los espacios y monumentos de la parte sur son una representación del orden político que regía la vida de la población. Al pie de la pirámide, mirando hacia la gran plaza que se extiende hacia el sur, se sembraron seis estelas de piedra que tienen la forma de las hachas de jade, el objeto que los olmecas convirtieron en su medio de expresión favorito. Cuatro de estas estelas proyectan la imagen del dios olmeca del maíz y otra presenta a tres personajes en la parte baja, uno de los cuales porta el bastón ceremonial que simboliza el mando. Arriba flota un personaje, quizás un ancestro, quien observa la escena Florescano Enrique. Los olmecas el primer reino de Mesoamérica. Revista de la Universidad de México

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10 Los monumentos con escenas en las que el actor principal es el gobernante ocupan puntos estratégicos de la gran plaza, llamada Complejo B de La Venta (figura 5). En el lado oriental de ese espacio sobre s a l e n los restos de un conjunto bautizado por los arqueólogos con el nombre de “Acrópolis Stirling”, que era pro b ablemente el palacio real de la ciudad. En el centro de la plaza se encontró la Estela 2, conocida por el nombre de “ El Gobernante” porque su parte central tiene grabada la figura de un individuo con un bastón de mando en sus manos y un gran tocado, rodeado por seis personajes que parecen protegerlo y que algunos autores identifican como ancestros Florescano Enrique. Los olmecas el primer reino de Mesoamérica. Revista de la Universidad de México

11 Traza urbana y los niveles del espacio sagrado
La ciudad está articulada por la Montaña Primordial que nace en su centro y por los tres niveles que definen su espacio. Como en el mito de creación, el inframundo olmeca es el lugar del origen de la vida, la matriz fecunda. Por eso las ofrendas más suntuosas están dedicadas a esa región, enterradas en las profundidades de la tierra, la residencia del dragón olmeca, uno de los númenes protectores de la ciudad. El trazo urbano tiene por centro la gran pirámide y al pie de ese eje cósmico se despliega el espacio habitado por los pobladores, un espacio amparado por el dios del maíz y los fundadores del reino. La capital, sus aldeas, campos, montañas, ríos y manantiales están protegidos por los dioses, pues al lado de los dioses creadores pululaban los protectores de cada uno de esos espacios, de sus actividades y cultivos. La prodigiosa escultura llamada El Señor de las Limas tiene esgrafiados en las distintas partes del cuerpo un compendio del dilatado universo de deidades creado por los olmecas, algunas de las cuales pervivirán en el panteón mesoamericano posterior. Florescano Enrique. Los olmecas el primer reino de Mesoamérica. Revista de la Universidad de México

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13 Representación del Dios del maíz como microcosmos
Los dioses mismos, y en este caso el dios del maíz, son los primeros en ser representados como el eje articulador del cosmos. Posteriormente, a semejanza de los dioses, los gobernantes se hacen retratar en efigies que encarnan los diferentes pisos del cosmos y sus poderes. Tal es el caso de la extraordinaria estatuilla de jade bautizada con el nombre de “Sl i m” por su delgadez. Varios autores señalaron que esta escultura esgrafiada con trazos finos es un gobernante representado en el momento de su entronización, cuando empuña en su mano derecha el punzón del sacrificio de la sangre y en la izquierda el cetro del poder. Las tres partes de su cuerpo están vinculadas a los tres niveles del cosmos y él es, en sí mismo, una representación virtual del cosmos y de las fuerzas que lo nutren, un axis mundi Florescano Enrique. Los olmecas el primer reino de Mesoamérica. Revista de la Universidad de México

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15 En La Venta se observa la maduración de los símbolos del poder
En La Venta se observa la maduración de los símbolos del poder. En numerosos monumentos el gobernante es presentado como axis mundi y es la encarnación del dios del maíz. Una escultura encontrada en la cúspide del cerro de Pajapán, en las montañas de los Tuxtlas, muestra a un personaje en el acto de levantar un árbol cósmico, una de las funciones propias de la re a l ez a , c u yo tocado es una imagen del dios olmeca del maíz Florescano Enrique. Los olmecas el primer reino de Mesoamérica. Revista de la Universidad de México

16 Los olmecas ¿Un estado? Los gobernantes olmecas, al dotar a la población de un territorio fijo, propiciar el desarrollo de la agricultura y el comercio en gran escala, diseñar un escenario urbano monumental y hacer convivir en ese espacio a una población numerosa y contrastada, tuvieron que servirse de una lengua común y de símbolos compartidos. Es decir, por primera vez surgió un conglomerado social heterogéne asentado en bases territoriales, políticas y religiosas comunes Es verdad que la restauración arqueológica no ayuda a precisar esa función esencial, pues al fin del penoso esfuerzo de re c o n s t rucción nos topamos con el esqueleto de una urbe vacía, despoblada. Es decir, si por un lado la obra de restauración revive las dimensiones arquitectónicas y espaciales de la ciudad extinta, por otro nos oculta el fragor de la convivencia de grupos humanos diversos en el rostro, el vestido, las ocupaciones o los modos de ser. Y precisamente la creación de ese fragor humano fue uno de los derivados de la aparición de la ciudad: la aglomeración de individuos y grupos distintos en un mismo espacio. Ot ro obstáculo que dificulta el conocimiento de la diversidad urbana es la rigidez de la arqueología para privilegiar el estudio de los centros ceremoniales, los palacios y las formas de vida de los grupos nobles, pues esa inclinación apenas ha dejado percibir el rostro y las actividades de los sectores populares que con sus manos construyeron el entorno urbano Florescano Enrique. Los olmecas el primer reino de Mesoamérica. Revista de la Universidad de México

17 Los olmecas ¿Un estado? La luz que emana de la arquitectura y del simbolismo de La Venta dan idea del efecto tremendo que produjo la fundación del reino en el imaginario colectivo de los pueblos mesoamericanos. La posesión de un territorio por un grupo étnico que compartí ancestros y orígenes comunes, gobernado por un poder centralizado, creó un organismo que amalgamó los poderes económicos, militares y religiosos en un haz bañado por el aura de la grandeza material y la protección de los dioses. El tránsito de este tejido social a su concreción material en una urbe insólita que simbolizaba esos poderes y parecía concentrar en su espacio la diversidad del género humano, fue obra de los constructores de La Venta. Su creación se convirtió en el canon maravilloso que se empeñaron en re p roducir los sucesivos reinos que se fundaron más tarde en Mesoamérica Florescano Enrique. Los olmecas el primer reino de Mesoamérica. Revista de la Universidad de México

18 Vasija cefalomorfa Período: 900 aC-500 aC Material: cerámica Dimensiones: Al. 16,8 x an. 15 cm Referencia:

19 Cerámica funeraria; animal acuático con motivos olmecas en el ala Período: 1150 dC-900 aC
Material: cerámica Dimensiones: 23,7 x 16 x 13 cm

20 Figura de antigorita para ofrenda; humano asexuado _baby face_ Período: 1150 aC-550 aC
Material: antigorita Dimensiones: Al. 6,3 cm

21 Estatuilla masculina para ofrenda; representación del ideal de belleza olmeca Período: 600 dC-500 dC
Material: serpentina Dimensiones: Al. 10 cm

22 Máscara Período: 1500 dC-900 dC Material: cerámica Dimensiones: 17 x 14 x 8,5 cm

23 Placa de serpentina; silueta mítica del rostro del felino o jaguar Período: 800 aC-400 aC
Material: serpentina Dimensiones: 11,7 x 7,8 x 0,8 cm


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